martes, 27 de octubre de 2009

Vaso que se llena y se vacía perpetuamente

La partida de Ángela me dejo un vacío que no me esperaba; no porque no la quiera, la quiero como a pocas. Tal vez sea, porque me remitió a ese tiempo que me niego a considerar pasado. Ya no se si mis recuerdos los poseo o son momentos que perdí. Vuelvo a estar en el ahora, me niego a pensar en el futuro, es absurdo e inútil. Mi motivación claudica constantemente; siento y vuelo, divago y sueño, me cuesta transformar y materializar. Intento construir presentes, dejarme fluir y hacer lo que toca.  

sábado, 15 de diciembre de 2007

Laberinto

En la vida ¨real¨puede ser angustiante o divertido según se quiera ver. Encontrar un camino avanzar, equibocarse, retroceder, vueltas y vueltas que no llevan a nada, volver a empezar.

Un año después...


Lo de navegar por muy sobado que se escuche me gusta. Siempre me ha atraído el mar, las historias que inspira, su majestad, su misterio. Y sí me siento como navegante; a veces a la deriva, a veces al mando del timón; a veces en la desolación en medio de la nada, a veces en la compañia de los tripulantes del viaje, a veces en la turbulencia de una tormenta eléctrica, a veces en la calma de un día despejado. Estoy como un navegante solitario en vela, escuchando el vaivén de las olas, teniendo como único compañero mis propios pensamientos. Me angustía la imposibilidad de ver más alla del navío, no saber a qué destino me llevará. Me gustaría dejarme sorprender más a menudo por los caminos de la incertidumbre.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Del clima y otras sensaciones

Me encantan las tormentas de esta temporada. Esas que si te agarran en la calle por sorpresa, te dejan ensopado hasta el último milímetro del cuerpo. Esas que despiertan de los sueños más profundos con sus fuertes estruendos, dando pincelazos espontáneos de luz y fuego en la bóveda celeste. Me gusta abrir los ojos en la negrura de la noche y quedarme ahí, sin moverme, a escuchar la algarabía que se lleva a cabo fuera de las paredes. No puedo evitar imaginar historias tenebrosas al mismo tiempo que me engulle el miedo. El mismo miedo de cuando era niña. Es una sensación extraña, una mezcla de miedo y fascinación. Gaia sabe deleitar a cada instante y de millones de formas distintas. A mi me ha embrujado muchas veces, pero cada año en esta temporada no perdona. El cielo se vuelca sobre esta parte de la tierra, se desgaja en trozos, lava penas, limpia el ambiente, renueva espíritus. Por las noches me seduce quitándome el sueño, produciendo las más extrañas sensaciones en mi mente y en mi corazón.

viernes, 25 de mayo de 2007

Demonios


1.- No necesita tocarte para hacerse sentir, tratas inútilmente de gritar. No sabes cómo has llegado a este lugar y cómo podrás salir de él. Desea hacerte daño, se complace con tu miedo. No puedes verle. Te cuesta respirar, el poco aire que circula es viscoso y denso. Sólo escuchas tu propia respiración y el latir de tu corazón. Su fuerza inhibe tu ser. Pero sabes que debes actuar antes de que sea demasiado tarde. Tratas en vano de moverte. Poco a poco su poder se expande hasta que es inevitable. Le ruegas que no te haga daño, sabes que entiende tus suplicas.

2.- Se infiltra para quedarse ahí. Es imposible deshacerte de él te persigue a donde quiera que vayas. Tus vísceras se revuelcan, tienes las nauseas más duraderas de tu vida. Tratas de no pensar en él, pero no desaparece. No tiene la menor intención de irse. Penetra tu ropa, tu piel para que nunca lo olvides.

3.- Te persigue, corres, sabes lo que un tropiezo significaría. Te aterra pensarlo. No sabes la causa, poco a poco tus piernas empiezan a fallar, no aceleran el paso cómo les indicas, tu cuerpo es pesado, muy pesado. Te cuesta levantar un pie y el otro. Lo sientes cerca, tu piel se eriza. Es de noche, buscas ayuda, no hay nadie.

4.- Hace que grites de terror hasta quedarte sin voz. Escalofríos densos y permanentes. Bombea tu sangre violentamente por todo tu cuerpo. Arriba-abajo, derecha-izquierda una y otra vez hasta que estalla delante de tus ojos. Escalofríos, pierdes el conocimiento. Despiertas y sientes una extraña serenidad. Ha sido rápido pero efectivo.

viernes, 18 de mayo de 2007

LA PESADILLA DE DARWIN


Hay películas que te dejan volando -mis preferidas-, otras que te conmueven, algunas provocan que tus vísceras se revuelquen, otras te dejan con una sensación difícil de definir. Trato de recordar que me han provocado las últimas que he visto, no recuerdo otra película que me haya impactado tanto y que denuncie de mejor manera cómo funciona el mezquino sistema en el que estamos inmersos. Este puto sistema en el TODOS de una u otra forma contribuimos. No somos consientes de la incidencia que nuestros actos y los del sistema -en su conjunto- tienen en las personas que cometieron el error de haber nacido en el lugar equivocado. No converjo con los budistas y todo los que creen que estas personas se lo merecen por lo que hicieron en otras vidas. Detesto a los que dicen que “tienen suficiente con sus problemas”, a los que no quieren saber, a los que sabiendo voltean la cabeza a otro lado, a los primer mundistas que se sienten “PRIMER MUNDISTAS” y por tanto merecedores, a los gobiernos que con sus leyes apoyan a los perversos que se aprovechan de ellos, de sus recursos, de su futuro; a los que se dicen seguidores de Dios y sólo velan por sus intereses, porque persista la ignorancia y la pobreza; a los que en pos del sistema les dan armas para que se maten entre ellos.

Duermo, tengo pesadillas, lloro en mis sueños, despierto y lloro de rabia, de impotencia. ¿Por qué es tan difícil salir del sistema?, ¿Por qué es tan difícil cambiar de sistema? Bien sabemos que esta forma de vida nos está llevando al carajo. ¿Qué hacemos al respecto? ¿Seguir consumiendo y pretender que no pasa nada?

Consigan este documental de Hubert Sauper, tienen que verlo.

lunes, 30 de abril de 2007

Pareja de duendes




Esta es la historia de dos duendes peculiarmente curiosos. Cada tarde se disponían delante de un charco que se extendía más allá donde sus ojos podían mirar y se preguntaban que había del otro lado, se escuchaban muchas historias de ese lejano lugar.

De este lado del charco -pensaba la joven duende– están la familia y los amigos duendes.

Pero sus inquisitivas mentes navegaban en ese charco, imaginando los lugares que podrían conocer, la gente con la que podrían conversar, la comida que podrían degustar.

Un día se decidieron y lo anunciaron a las familias duende, ellas los apoyaron y así emprendieron el viaje.

¡Ha sido toda una aventura! –reflexiona la joven duende 6 meses después-. Es curioso, hemos conocido un poco más de nosotros mismos estando de este lado, viendo el charco ahora en dirección opuesta.

El joven duende trabaja mucho, como tantos duendes que migran de su bosque natal al bosque del norte. A pesar de todo ha tenido suerte y sueña con tiempos más prósperos. Aunque más contento no podría estar, con poco se puede ser feliz.

La joven duende disfruta mucho del bosque, encuentra un camino nuevo, un edificio, un callejón, recorre lugares y sorprende a la ciudad mostrándose de distintas formas, camina sobre un puente en que cada día encuentra duendes provenientes de todas direcciones del charco, llega a su trabajo, se toma un café y sonríe al atender a duendes de su mismo bosque que por casualidad llegan por ahí.

Por las noches al pasar nuevamente ese puente para ir a casa, recuerda el bosque del otro lado del charco añorando a la familia duende y a ese bosque mágico del que ella proviene. A el joven duende le pasa lo mismo. Ella llega a casa y se encuentra con la sorpresa que él ha preparado un suculento platillo de su bosque natal para que no se sienta nostálgica.

No se sabe en que terminará esta historia, pero esta pareja de duendes ríen, lloran, sueñan mirando el charco de un lado y del otro.